¿Por qué entonces no educar simplemente en interioridad y nos empeñamos a hacerlo desde la «alterioridad»?

Se podría hacer perfectamente, pero entendemos que la alterioridad ofrece un «plus» que nos parece irrenunciable desde el momento en el que somos persona sociales y en permanente relación.
Interioridad y alterioridad son elementos complementarios, funcionan como la mejor de las argamasas para formar a personas competentes, comprometidas, seguras de sí misma y reflexivas en la acción. El encuentro con el otro (relación constante, voluntariado, compasión, solidaridad, etc…) conjuga valentía, acción, ruptura de miedos, compromiso, solidaridad, amor al prójimo. 

Educar en alterioridad es por tanto potenciar conocimiento personal, seguridad, inteligencia emocional, amor propio, pero también compromiso con el que me rodea, conmoverme, dejarme afectar, empatizar, amor al prójimo, etc… 

Educar en Alterioridad es proveer de herramientas al alumno desde infantil a bachillerato estableciendo marcos de convivencia específicos, generando entornos positivos en la comunidad educativa  o realizando   actividades específicas facilitadoras de todo ello  como «y tu quién eres», «nos prestan su mirada», «bendice mi camino», etc… Para todo ello es necesario partir de metodologías innovadoras  que favorezcan un aprendizaje significativo, que provean desde lo afectivo y emocional  y  que sean posibilitadoras de  entornos colaborativos y aprendizajes cooperativos desde pequeños. El aprendizaje-servicio o el trabajo por proyectos también será vital en todo este proceso de educar en alterioridad. 
La educación en alterioridad por tanto, no responde a un  impulso, a una moda, o al trabajo de unos pocos.
Educar en alterioridad no sería propio de una materia o departamento, sino que cada uno desde su quehacer diario lo hace posible.  Es más, es una labor que trasciende a la de los profesores y que toda la comunidad acepta y traslada en cada una de sus acciones; favoreciendo entornos positivos, educando en el compromiso, en la empatía, el orden, el respeto al compañero, en la solidaridad… No solo se ejerce en el aula, también en el comedor, en la biblioteca, en el recreo, en secretaría.
Se favorece creando entornos positivos de convivencia: proyectos comunitario, mediación entre iguales, aulas solidarias, microproyectos para cambiar el mundo, etc…
Este trabajo que se lleva haciendo desde siempre, ahora coge un nuevo empuje con el desarrollo del proyecto «Alterioridad. ConTigo, SOY». Es un proyecto para trabajar de forma sistemática la alterioridad, con camino hacia el SIENDO-SOMOS.